domingo, 4 de octubre de 2009

A NADA TEMO MAS QUE A LA INDIFERENCIA DE LA GENTE BUENA

Foto by Ray Bueno ( Miami, Fla. USA )



A NADA TEMO MAS QUE A LA INDIFERENCIA
DE LA GENTE BUENA

POR NERY ESTEVEZ*
*La autora es sicóloga clínica"

Cada día, al despertar y elevar nuestros pensamientos
al Altísimo para dar gracias por un nuevo día, por otra
oportunidad de caminar por esta aula de aprendizaje
que es la Tierra, intentamos tomarnos unos minutos
para la meditación, antes de avocarnos al corre-corre
en que, generalmente, se vuelven nuestros días.

En los últimos tiempos, un tema ha sido prevalente en
esas meditaciones. Si bien es cierto que el desaliento es
el aliento del diablo, que inmoviliza a quien se lo permite
y no le deja elevarse por sobre sus limitaciones y
dificultades, no permitiéndole desarrollar las
potencialidades y talentos con que ha sido dotado por
el Arquitecto de la Perfección, no es menos cierto que,
la indiferencia, la cual se define como “el estado de ánimo
que se caracteriza por la falta de atracción o rechazo
por las cosas ”, ese estado de ánimo que se percibe
como neutro, ni positivo ni negativo, ni bueno ni malo,
es… un lujo afectivo… porque el indiferente no sufre
con el sufrimiento de los demás… así como no sufre,
tampoco ríe, se sorprende, grita, llora… No obstante,
la indiferencia es casi una condición generalizada.

En un mundo en el que casi todos se enamoran cada
vez más de sí mismo, los indiferentes viven en un
mundo que han creado para sí, donde habitan sólo
ellos, porque sólo importan ellos, nadie más.
Indiferencia, … tóxica y despiadada la indiferencia.

Creo que existen distintos modos de indiferencia: se
puede ser indiferente por convicción; o ser indiferente
por pereza. El indiferente, por convicción, no se
compromete con nada, ni con nadie. Vive aislado en su
mundo que lo separa de los demás y los impulsa a no
omar ningún compromiso. El que lo es por pereza, finge
no ver. Ignora deliberadamente las inmensas
muchedumbres de mendigos, sin techo, sin cuidados
médicos y, sobre todo, sin esperanza de un futuro mejor.
La indiferencia……apatía sólo superada por el egoísmo
la indiferencia..

Cuál de los dos es peor?. No me atrevería a juzgar, pero
sí puedo asegurar que, la indiferencia, si no es el mayor,
es uno de los mayores pecados contra la humanidad. Ya
que, cuando tengamos que responder a los reclamos de
dónde estuvimos y qué hicimos, cuando nuestros hermanos
y hermanas vivían en la mayor vulnerabilidad y
desesperanza y morían por las precariedades, carencias e
injusticias, no tendremos justificación alguna. La
indiferencia….pecado mortal la indiferencia.

Estamos asistiendo, en este tiempo, a un fenómeno con
carácter de flagelo: la indiferencia. No es un fenómeno
nuevo que se produce en este tiempo, aunque se ve
centuado como producto de la falta de caridad y amor,
que como plaga silente parecería que se está adueñando
de la gente, de los líderes en todos los órdenes, de los
políticos, de la familia, del alma toda de la sociedad!.

La Indiferencia… veneno cruel la indiferencia. Ya no
nos mata el desamor. No, que va!... que nadie se muere
de amor o de olvido!. Ya no nos matan las bombas o los
cañones, ni el veneno de la traición, lo que nos está
matando, amigos, amigas mías, es…. la indiferencia.

Como diría el cantor de la nostalgia y la ternura,
Alejandro Dumas, en La Dama de las Camelias:
“Compadecemos al ciego que nunca ha visto la luz
del día, al sordo que nunca ha oído los acordes de la
naturaleza, al mudo que nunca ha podido expresar
la voz de su alma, y, so pretexto de un falso pudor,
no queremos compadecer esa ceguera del corazón,
esa sordera del alma, esa mudez de la conciencia,
que enloquecen a la desgraciada afligida y sin querer
la hacen incapaz de ver el bien, de oír al Señor y de
hablar la lengua pura del amor y de la fe”.

Ray Bueno
Santo Domingo, Rep. Dom.

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